sábado, 18 de febrero de 2017

ENOSOSTENIBILIDAD (II)




LA HUELLA DEL TRANSPORTE

Un importante apartado es el transporte del vino desde el lugar de producción hasta los diferentes puntos de venta y consumo.

Sin duda alguna el sistema de transporte más contaminante es el avión, seguido del transporte por carretera, después el transporte ferroviario, y finalmente el transporte marítimo como el menos contaminante. 

El transporte es otra de las razones por las que la demanda en los países consumidores está cada día tomando una mayor protagonismo. Así como también en determinados países productores con pequeña vocación exportadora, a solicitar a sus consumidores, que lo más sostenible es consumir vino local, pues de este modo se minimiza el impacto del transporte en su huella de carbono.











LA HUELLA HÍDRICA

Una nueva demanda de carácter sostenible aparecerá en los próximos años; la huella hídrica o consumo de agua dulce utilizada para la producción. 

Un reciente estudio realizado en este sentido muestra un dato escalofriante, para producir una botella de vino se necesitan unos 660 a 720 litros de agua. Lógicamente, esta cifra no solo se refiere al agua empleada en la elaboración y embotellado del vino, sino también a la utilizada en el cultivo del viñedo. El mayor consumo procede del agua de lluvia o del riego.

Riego por goteo

Riego por aspersión

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